martes, 12 de julio de 2016

Tigrillo


Más allá de la emblemática arquitectura patrimonial, de los espléndidos paisajes y de la riqueza aurífera, Zaruma también es reconocida por su cocina, uno de los platos preferidos: el tigrillo.
Pero este plato no tiene nada que ver con el felino pequeño que anda suelto en la zona montañosa; es un plato de la comida tradicional zarumeña. Los principales ingredientes son el plátano criollo, huevos y queso.
¿Pero, de dónde proviene ese nombre?. La respuesta, ajustada y graciosa, la tiene Alexandra León, del restaurante Romería. Su abuelo (fallecido) le contó que antes asaban el plátano en brazas. En ese proceso de contacto directo con la candela, la textura del producto quedaba más tostada y quemada por partes. Luego, lo chancaban a fuerza de pulso  con una piedra, sobre una batea de madera. La masa era revuelta con huevos fritos y queso. Al final se dejaban ver esas manchas negras de lo quemado que se imponían a las café normal, similar al color de un felino.
De allí su nombre, argumentó León, quien oferta este delicioso plato a cualquier hora del día. Su restaurante es una casa antigua, acogedora y patrimonial, ubicada en el corazón de la ciudad. Según el escritor y empresario turístico zarumeño, Tito Castillo, al tigrillo le conocían como la comida del minero, por la digestión lenta.
Los obreros ingresaban a las minas a las 07:00, sirviéndose el tigrillo y les sostenía el estómago -sin tener hambre-  hasta salir de la extenuante jornada de trabajo (15:00). Ese hábito alimenticio se mantiene. Por eso, Castillo cree que este plato fue introducido por los españoles que llegaron a explotar las minas de oro y que se quedó dentro de las familias.
Con el tiempo, la técnica de preparación evolucionó y su color, también. María Eloísa Rogel, de 53 años, contó que con la introducción de la cocina, ahora el plátano es cortado en trozos gruesos y lo fríen en aceite. Cuando está cocido lo retiran del aceite y lo meten en un  procesador que lo muele. Aparte, en un sartén fríen los huevos y le agregan la masa, sal y el queso desmenuzado.
Al ser revuelto, la masa ya no deja ver con intensidad la combinación perfecta de los colores gris y café grisáceo. Rogel lleva 32 años ofreciendo este plato a sus clientes, el mismo tiempo que tiene su restaurante, el más tradicional de Zaruma. Rogel contó que desde niña lo comía porque sus abuelos y padres lo preparaban, casi a diario, en el desayuno.
Dentro de las familias hay algunos secretos al momento de la preparación. Por ejemplo, el uso de queso fresco o maduro para conseguir que se desintegre bien o se haga como liga. Los huevos bien fritos o con la yema a medio cocinar… Eso le dará sabores únicos que gustarán hasta los paladares más exigentes.
El tigrillo es el plato preferido por todos los zarumeños y de quienes visitan esta urbe de calles inclinadas y retorcidas, edificaciones coloniales de madera pintada y rincones pintorescos. Un domingo de marzo, Graciela Corrales, llegó desde su natal Machala para admirar la belleza de esta ciudad y servirse el tigrillo. “Es una tierra bendita e infinitamente hermosa. Con mi familia venimos una vez al mes”.
Otro cambio importante es la combinación perfecta a la hora de servirlo. En todos los restaurantes lo ofrecen solo o acompañado de carnes al jugo o frita y una exquisita tasa de café zarumeño caliente. Éste producto de calidad, de suave textura, y aroma y sabor exquisito, se cultiva en la zona.
El tigrillo está relacionado con la identidad  de Zaruma. Cada turista o visitante que llega a esta hermosa ciudad no se va sin servirse este exquisito plato. En fin, el turismo gastronómico representa toda una aventura.

Bibliografia:

http://www.vistalsurtravel.com/articulos/detalles/El+Tigrillo+con+sabor+a+identidad

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